Tribulaciones de una alcaldesa.

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lunes, 12 de noviembre de 2012

¿Que no me entero de qué?

Gracias a la virgen de La Almudena que volvimos del puente (seguimos con dieta blanda, eso sí, que Josemari se sigue cagando en Obama está todavía delicado del estómago) y esta vez no se había muerto nadie ni la ETA la había vuelto a liar, así que mi relax esta vez fue total, aunque a mí ya se sabe que no me estropea un puente ni un luto oficial ni cuatro niñas muertas, que para algo soy la alcaldesa, y además un cristiano puede combinar el disfrute de un spa con cualquier sentimiento de caridad cristiana, que por algo Dios está en todas partes y se le puede rezar tanto desde un spa como desde el confesionario de la catedral de Toledo. Y esto lo sabe todo el mundo que ha estudiado en un privado y lo sabrían también todos los niños si no fuera por la saña con que ZP y sus secuaces quisieron eliminar de la faz de España las clases de religión y de paso violar y quemar a todas las monjas que pudieran.


Bueno, el caso es que una llega tan relajadita y tan mona y tan todo con su cutis recién exfoliado y sus tratamientos de hidroterapia tan bien aprovechados que no se fija muy bien a dónde la llevan ni qué le ponen delante para firmar, y como una es así de cumplida pues firma, que no me cuesta nada firmar para que pongan un spa más cerca del centro en este balneario tan bonito de La Princesa... ¿eh? ¿Cómo? ¿Que no era para eso? ¿Y entonces qué he firmado? ¿Alguna licencia para las fiestas de Nochevieja? 

¿Estaría borracha?


 

Yo de momento sigo tan relajada que todo me parece bien... la, la, la...


Os traigo spaaaaaas...


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